sábado, 19 de abril de 2014

19 de Abril de 1810

La Revolución del 19 de abril de 1810 marcó el inicio de la lucha por la independencia del dominio español en Venezuela. Vicente Emparan, el Capitán General de Venezuela, fue destituido por el Cabildo de Caracas, dando paso a la formación de la Junta Suprema de Caracas (primera forma de gobierno autónomo). El 2 de marzo de 1811 se instaló el Primer Congreso Nacional, poniendo fin a la Junta y además se nombró un triunvirato compuesto por Cristóbal Mendoza, Juan Escalona y Baltasar Padrón. Luego el 5 de julio de 1811, se procede finalmente a firmar la Declaración de Independencia, conformándose así la Primera República que luego colapsó por la reacción realista.

Causas y consecuencias

El 19 de abril de 1810 se reúne un Cabildo extraordinario como respuesta inmediata a la disolución de la Junta Suprema de España y la renuncia del Rey Fernando VII. Surgió un movimiento popular ocurrido en la ciudad de Caracas el Jueves Santo del 19 de abril de 1810, iniciando con ello la lucha por la independencia de Venezuela. El movimiento se originó por el rechazo de los caraqueños al nuevo gobernador Vicente Emparan, quien había sido nombrado por la Junta Suprema de España, disuelta en ese entonces.
El Jueves Santo del 19 de abril, mientras el capitán general Emparan se dirigía a misa, un grupo perteneciente a la aristocracia y burguesía criolla (hijos de españoles pero nacidos en América), miembros del Cabildo de Caracas, desconocen entonces al Capitán General de Venezuela. Él no estuvo de acuerdo con esto, y cuando desde la ventana del ayuntamiento le preguntó al pueblo que se había reunido en la plaza mayor (hoy Plaza Bolívar) si quería que él siguiera mandando, el presbítero José Cortés de Madariaga, le hizo signos a la multitud para que contestaran que "NO". Emparan dijo que entonces él tampoco quería el mando, renunció y se fue a España. Se firma también el Acta del 19 de abril de 1810, se aduce que actuaban en nombre de Fernando VII, rey depuesto de España, y en desobediencia a José I.
Se establece entonces una Junta de Gobierno que toma las siguientes iniciativas: establecer juntas similares en las provincias de Cumaná, Margarita, Barinas, Barcelona, Trujillo y Mérida; además de liberar el comercio exterior, prohibir el comercio de esclavos negros, crear la Sociedad Patriótica (para fomentar la agricultura y la industria), así como la Academia de Matemáticas. Se envían delegaciones diplomáticas a los países que podían apoyar la insurrección: Inglaterra, Estados Unidos y Nueva Granada. Tres provincias permanecen leales al gobierno establecido en España: Maracaibo, Coro y Guayana.
Este desconocimiento a la autoridad del Capitán General de Venezuela es un paso al 5 de julio de 1811, con la firma del Acta de la Declaración de Independencia de Venezuela, en la que Venezuela declara formalmente su independencia.
Este aniversario se celebra como el Día de la Proclamación de la Independencia de Venezuela. El Libro de Actas original del primer Cabildo de Caracas se encuentra en la Capilla Santa Rosa de Lima, en el Palacio Municipal de Caracas. Antecedentes Entre los antecedentes más cercanos al 19 de abril, se hallan la conspiración de Gual y España en 1797, la expedición libertadora de Francisco de Miranda en 1806 y la conspiración de los Mantuanos en 1808. En relación al movimiento llevado a cabo en Caracas y La Guaira por parte de Gual y España, en el mismo participaron individuos de todas las clases sociales, excepto los mantuanos; tratándose en términos generales, de un proyecto revolucionario igualitario, republicano y democrático, con proyección hacia el resto del continente. En cuanto a sus líderes, tenemos que Manuel Gual era un hijo de un militar distinguido que había defendido La Guaira 50 años antes; por su parte, José María España había sido teniente de justicia de Macuto; es decir, ambos eran hombres cultos incorporados a la administración colonial. A la conspiración se sumaron también republicanos españoles que poco antes habían organizado en Madrid una revolución similar, quienes fueron apresados y remitidos a América como reos de Estado. En este grupo destacaba Juan Bautista Picornell, quien en poco tiempo estableció contacto con Gual y España. El ideario de la revolución de Gual y España se expresó en unas Ordenanzas que en nombre de la Santísima Trinidad se proponían restituir al pueblo americano su libertad. Entre los puntos fundamentales de este programa figuraban la instauración en los departamentos de Venezuela de un nuevo gobierno; y la proclamación de los derechos del hombre (igualdad, fraternidad, libertad y propiedad, lo que contribuiría a la eliminación de las clases sociales por parte de la República. Asimismo, dicho movimiento pretendía extender la revolución a otras regiones de América. Otro documento importante de la revolución de Gual y España fue el folleto de los derechos del hombre, que fue impreso en la isla de Guadalupe. No obstante, la conspiración se descubrió antes de que llegase a estallar. Los revolucionarios españoles lograron huir y se refugiaron en las Antillas. Manuel Gual fue a Trinidad, donde murió, se cree que envenenado en 1800. José María España, quien había huido y regresado, fue apresado y ejecutado en la plaza mayor de Caracas en 1799. Aunque la conspiración en definitiva fue bañada en sangre, conmovió la tranquilidad de la sociedad colonial, y generó una honda preocupación en los mantuanos caraqueños, quienes vieron amenazada su posición preeminente en la sociedad. En 1806 la tranquilidad de la vida colonial venezolana se vio una vez más sacudida, cuando Francisco de Miranda, emprendió una expedición libertadora de Venezuela desde Nueva York. Disponía de tres barcos, y la mayoría de los tripulantes, oficiales y soldados, eran norteamericanos. Miranda intentó desembarcar en Ocumare de la Costa, pero varios buques españoles se lo impidieron, refugiándose en Trinidad. Meses después intentó un nuevo desembarco en Coro, pese a que en esta ocasión logró poner pie en tierra, la población huyó, por lo que Miranda tuvo que desistir de sus planes. Sin embargo, a bordo del buque "Leander" traía una imprenta con cual imprimió proclamas que incitaban a los venezolanos a combatir por su libertad e independencia. También difundió la célebre "Carta a los españoles-americanos" del jesuita peruano Juan Pablo Viscardo, en la que éste animaba los americanos a defender sus derechos y los de sus sucesores. Al fracasar su expedición, Miranda se trasladó a Trinidad y posteriormente a Inglaterra, desde donde prosiguió promoviendo la independencia de Venezuela y de América Latina. Mientras que el movimiento de Miranda tenía como objeto tomar el poder de Venezuela desde el exterior, para hacerla libre e independiente; la conspiración de los mantuanos en 1808 intentaba apoderarse del poder desde dentro, es decir, mediante un golpe de Estado. Para este momento, los mantuanos tenían el poder económico a través del control del Cabildo, el Real Consulado y la agricultura, aspiraban a obtener el poder político ya fuera Venezuela independiente o por lo menos autónoma. La invasión en 1808 de España por parte de los franceses y el arresto del rey Carlos IV y su sucesor Fernando VII, crearon el vacío el poder propicio para los intereses del mantuanaje caraqueño. En tal sentido, al enterarse los mantuanos que en todas las provincias españolas se organizaron juntas para preparar la resistencia contra las fuerzas invasoras y para dirigir la política de cada región, le solicitan al capitán interino de Venezuela, Juan de Casas, que organice también una junta con la misma característica de las españolas y en la cual tuvieran ellos el puesto preponderante; en otras palabras era una revolución interna que no pretendía cambiar el orden social. En definitiva, la conspiración de 1808 fracasó debido a que el capitán general no accedió a las demandas de los mantuanos, poniendo en prisión a los más exaltados y enviando a sus haciendas a los más moderados. También fracasó este movimiento, como consecuencia del apoyo de los oficiales de las milicias de pardos, quienes se presentaron ante Casas y se mostraron dispuestos a combatir contra los mantuanos, si éstos persistían en sus propósitos.

viernes, 18 de abril de 2014

Para Reflexionar.


EL PRECIO DE UN ANILLO
 
Vengo maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada. Me dicen que no hago nada bien, que soy torpe y todos me rechazan. ¿Cómo puedo mejorar?, ¿qué puedo hacer para que me valoren más?
El maestro le dijo: -Cuánto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo resolver primero mi propio problema. Quizá después... -Y haciendo una pausa agregó: -Si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este tema con más rapidez y tal vez después pueda ayudar.
-E... encantado maestro -titubeó el joven, pero sintió que otra vez era desvalorizado y sus necesidades postergadas.
-Bien -asintió el maestro. Se quitó un anillo que llevaba puesto en el dedo pequeño de la mano izquierda y se lo dio al muchacho, agregando: -Toma el caballo que está ahí afuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo porque tengo que pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Vete y regresa lo más rápido que puedas.
El joven tomó el anillo y partió. Apenas llegó, empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes. Estos lo miraban con algún interés, hasta que el joven decía lo que pretendía por el anillo. Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le daban vuelta la cara, hasta que un viejito se tomó la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo.
Después de ofrecer su joya a todo el que se cruzaba en su camino, y abatido por su fracaso, montó su caballo y regresó. Entró a la habitación, donde estaba el maestro, y le dijo:
-Maestro, lo siento pero no es posible conseguir lo que me pediste. Quizá pudiera conseguir dos o tres monedas de plata, pero no creo que pueda engañar a nadie respecto al verdadero valor del anillo.
-Qué importante lo que dijiste, joven amigo -contestó sonriente el maestro -Debemos primero saber el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. Quién mejor que él para saberlo. Dile que quisieras vender el anillo y pregúntale cuánto te da por él. No importa lo que ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.
Llegó a la joyería, el joyero examinó el anillo a la luz del candil, lo miró con su lupa, lo pesó, y luego dijo: -Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya, no puedo darle más que 58 monedas de oro por su anillo.
-58 monedas?! - exclamó el joven.
-Sí -replicó el joyero -Yo sé que con tiempo podríamos obtener por él cerca de 70 monedas, pero no sé... Si la venta es urgente...
El joven corrió emocionado a casa del maestro a contarle lo sucedido.
-Siéntate -dijo el maestro después de escucharlo. -Tú eres como este anillo: una joya, valiosa y única. Y como tal, sólo puede evaluarte verdaderamente un experto. ¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor? Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo pequeño de su mano izquierda.

martes, 15 de abril de 2014

Semana Santa en Monagas


En la población de Caripito y Caripe conmemoran la Semana Santa o Semana
Mayor, con la representación en vivo de la Pasión de Cristo, que
culmina el domingo de pascua con la quema de Judas, que se puede apreciar en
diferentes localidades. (No son fiestas)